El de Ferrer, en Nueva York, es otro apartamento donde todo lo que vemos (y nos gusta) está a la venta. Entra y siente el placer de comprar en un espacio tan íntimo como un hogar.
Charlie Ferrer fue un poco visionario. Si los apartamentos-galería son tendencia en Nueva York, París, Milán, Beirut..., él tuvo la idea de transformar el suyo en un showroom hace ya tres años, en 2012. Pero no sólo quería que fuera un muestrario o una tienda en un lugar tan íntimo y personal como es un hogar. El interiorista buscaba que su espacio sirviera de plataforma para el diseño contemporáneo, y para ello buscó un equipo de creadores multidisciplinares, tanto consagrados como emergentes. La idea de estos apartamentos-galería es que todo lo que ves en ellos se vende. Sí, no sólo contemplas con ojos codiciosos esos objetos tentadores, inspiradores, y que te hacen soñar: te los puedes llevar. Como consecuencia, de este apartamento podrás salir con piezas de Billy Cotton, lámparas de Kacper Dolatowski, sillas de Ricardo Fasanello, pinturas de Jed Ochmanek... El mobiliario corre a cargo de Meier/Ferrer (trabajaban juntos antes de emprender caminos por separado).
¿Qué te encontrarás en el luminoso, acogedor y apetecible apartamento de Ferrer (que, por cierto, se halla en el siempre vibrante Chelsea neoyorquino)? Pues sobre todo líneas limpias, texturas suaves, combinación de materiales clásicos y modernos y un uso adecuado del color. Todo en pos de un conjunto que resulta confortable, muy estético, y a la vez muy real (un detalle muy a su favor).
El apartamento se halla en una segunda planta, en un edificio en Bleecker Street, Nueva York, y sólo se puede visitar con cita previa.