BIA-AR 2016 “procesos”, balance

La BIA-AR, la Bienal Internacional de Arquitectura de Argentina que convocan FADEA y todos los Colegios de Arquitectos del país, se llevó a cabo el pasado mes de octubre en la ciudad de Córdoba.

El cierre tuvo lugar durante la Semana de Diseño de Buenos Aires en el CCSM -Centro Cultural San Martín- y en el CMD -Centro Metropolitano de Diseño- manteniendo su carácter nacional y federal, y simultáneamente internacional.

La edición fundacional de la BIA-AR, en 2014, se llamó “principios”. El resultado quedó documentado en un catálogo que tenía casi 300 páginas y pesaba un kilo. Un kilo de arquitectura argentina, americana, europea, internacional en la que los maestros Kazuyo Sejima, Paulo Mendes da Rocha, Francisco Mangado y Anne Lacaton personificaban cuatro modelos profesionales diferentes en base a sus actitudes y, complementariamente, el maestro Toyo Ito era la referencia teórico-crítica, basada en los fundamentos, en los principios.

Sinceramente creímos haber alcanzado un techo, que habíamos puesto la vara muy alta.

Sin embargo en la segunda edición de la BIA-AR el catálogo general pesa dos kilos. Necesitamos 600 páginas para dar lugar a la nueva selección de los curadores sobre más de 800 realizaciones postuladas de todo el país. Una demostración palpable, de peso: tres kilos de arquitectura compilados en un único y calificado documento de arquitectura argentina e internacional.

Para la BIA-AR 2016 denominada “procesos” doblamos la apuesta y por primera vez en la arquitectura argentina se incorporaron las prácticas académicas y las prácticas púbicas en diálogo con las prácticas profesionales, bajo un mismo y único modelo curatorial. Un sistema operativo que tiene un lejano pero aún vigente antecedente.

En 1920 Le Corbusier publicaba con el título “hacia una arquitectura” su primer libro manifiesto. Apenas dos años antes, cuando imaginaba un futuro en el que creía que la arquitectura no tenía lugar para él y que debía refugiarse en sus habilidades como artista, mientras preparaba el primer número de la revista de arte “Nuevo Espíritu”, improvisó en un fin de semana un texto sobre la arquitectura. Era un relleno editorial de última hora en el que  Le Corbusier retó a los “señores arquitectos” con una serie de consejos orientados a una rectificación de actitud, una actualización del carácter de una vieja profesión para abordar el siglo XX. Un reto, con nuevos paradigmas, nuevas metáforas, nuevos referentes. Lo que exigía era una nueva actitud.

El sistema operativo de la BIA-AR asume ese viejo reto lanzado hace 100 años por el maestro suizo-francés, esa condición orientada al reconocimiento de las actitudes. Así vemos por qué en la BIA-AR la arquitectura no se explica en base a tipologías edilicias o a categorías formales sino que se argumenta de un modo comparable en base a las actitudes que la promueven y que la convierten en realidad: 4 actitudes fundamentales: de oficio, de técnica, de solidaridad y de paisaje, que se complementan con la actitud teórico-crítica y con la institucional.

En esta segunda edición de la BIA-AR desplegamos estas seis actitudes: la actitud institucional tuvo un referente magistral en la experiencia del arquitecto ruso Sergei Kuznetsov, que abrió el ciclo con la mirada puesta en los procesos colectivos, en el caso reciente de una Moscú que está incorporando un nuevo espíritu desde la arquitectura. La actitud teórico-crítica estuvo personalizada por el pensador y divulgador Deyan Sudjic, actualmente a cargo del Museo de Diseño de Londres y que acaba de publicar su último libro “Lenguaje de las ciudades”. Las cuatro actitudes profesionales tuvieron a Carme Pinos como el rostro del oficio, a Andrea Deplazes el de la técnica, a Odile Decq el del paisaje y a Kashef Chowhury el de la solidaridad, sustentabilidad física y social.

En estos seis maestros, en la complementariedad y diversidad de sus actitudes, encontramos la química del espíritu contemporáneo. En la arquitectura documentada en el catálogo y en la exposición de la BIA-AR comprobamos la sincronía de estas actitudes con los procesos en los que están participando actualmente los arquitectos argentinos para poder comparar y compartir experiencias. El reconocimiento de esas actitudes nos habla de un tiempo magnífico: el actual; en el que la arquitectura tiene un rol necesario y cómplice con la sociedad.

La BIA-AR nos está diciendo rotundamente que la arquitectura argentina no tiene techo ni límites. Que soporta la comparación con dignidad, que podemos exhibirla con orgullo, que podemos ofrecerla como un referente, como un resultado colectivo.

Es también la demostración viva de que la arquitectura en sí no tiene escalas y que no depende de grandes ni de pequeños presupuestos. Depende exclusivamente de la actitud de sus promotores, de los ciudadanos y, fundamentalmente, de nosotros mismos.

En el 2018 el tema de la BIA-AR será “situaciones”. Una oportunidad única para poner en relieve las “situaciones construidas” a partir de nuestros “principios” y a través de los “procesos” que venimos desarrollando en nuestras prácticas profesionales, académicas y de obra pública.

Los esperamos!

Gerardo Montaruli, presidente FADEAAlberto Gorbatt, director general BIA-ARFélix Arranz, director científico BIA-AR

Más información > http://arqa.com/actualidad/bia-ar-2016-procesos-balance.html

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